Kandinsky, Klee y otros integrantes de la Bauhaus diseñaron una serie de disfraces; que llegan a los confines de la imaginación
La escuela de la Bauhaus, produjo un grupo de arquitectos, diseñadores, pintores, fotógrafos; que expandieron para siempre los límites de lo que entendemos por arte. Su influencia ha traspasado el tiempo, hasta llegar a nuestra era. Su obra, un siglo más tarde, se sigue sintiendo vanguardista. Imaginar las fiestas de este colectivo de genios resulta alucinante. Por suerte, Farkas Molnár nos heredó un testimonio que relata bailes interminables, demenciales, jazzistas destruyendo sus instrumentos (antes de que The Who instaurara la práctica en el rock), policías aguardando en la puerta y, por supuesto, de las asombrosas caracterizaciones y disfraces.
Kandinsky prefería aparecer engalanado como antena, Itten como un monstruo amorfo, Feininger como dos triángulos, Moholy-Nagy como un segmento traspasado por una cruz, Gropius como Le Corbusier, Muche como un apóstol de Mazdaznan, y Klee como la canción del árbol melancólico.