Compartimos esta selección elaborada por el magnífico Terry Gilliam
The Mascot
(Wladyslaw Starewicz, France 1934)
Starewicz, animador ruso nacido en Polonia, realizó más de cien películas. Su trabajo, presto a la fantasía, fue una influencia trascendental para algunos de los animadores más reconocidos de las décadas posteriores: Svankmajer, los hermanos Quay y Tim Burton. También fue determinante para el propio Gilliam, quien quedó extasiado tan pronto los vio. “Sus títeres eran tan encantadores que, tan pronto llegué a casa, ordené todas las cintas que pude encontrar. Aquí fue donde todo empezó”.
Out of the Inkwell
(Dave Fleischer, US, 1938)
Fleischer estuvo encargado de supervisar animaciones legendarias, como Popeye o Betty Boop. Luego destacó también como creador de efectos especiales, su trabajo en Los Pájaros, de Hitchcock, será eternamente admirado. “Lo vi por primera vez de adolescente y, en retrospectiva, fue un gran salto en mi carrera. Fue cuando descubrí el surrealismo. Cuando la vi, la amé, no porque quisiera ser el animador cuya tinta cobraba vida, sino porque quería ser la animación, el payaso que trae caos al mundo”.
Dimensions of Dialogue
(Jan Svankmajer, Czechoslovakia, 1982)
Más de uno considera a Svankmajer el más grande maestro de la animación. Con un poco de plastilina, usando la técnica del stop-motion, inspirado en grandes de la literatura como Lesiws Caroll y Edgar Allan Poe, el cineasta checo creó un universo paralelo que oscila entre la belleza y la pesadilla. Aunque es más reconocido por obras como Alicia y Light, darkness, light, Gilliam eligió Dimensions of Dialogue, cortometraje inspirado en Archimboldo que le mereció varios premios internacionales. “Sus filmes siempre me dejan con sentimientos encontrados, pero todos tienen momentos que en verdad me llegan; momentos que evocan un espectro de pesadilla, ver objetos comunes cobrar inesperadamente vida”
South Park: Bigger, Longer and Uncut
(Trey Parker, US, 1999)
“De los creadores que fueron inspirados por mí, Parker y Stone son los únicos que llevaron la crudeza de mis animaciones a niveles incluso más bajos. Lo suyo es tan de pacotilla que resulta milagroso que funcione. Les aseguré que, si acaso lo suyo era genial para la TV, no había forma de que pudieran sostenerlo por 90 minutos. Y, por supuesto, su película fue brillante”.