Lo llamaban loco pero estaba construyendo el futuro
Antonio Vicente convirtió un simple pastizal en esta hermosa selva tropical. Lo llamaban loco pues él solo plantó más de 50,000 árboles.
De niño observó cómo los campesinos talaban los árboles para crear pastizales, lo que causó que el agua se secara y no volviera. A los 14 años se mudó a la ciudad donde con el tiempo logró conseguir suficiente dinero para poder comprar 30 hectáreas de tierra.
“Cuando empecé a plantar, la gente me decía: ‘No vas a poder comer las semillas, porque la planta tarda 20 años en dar frutos”,comentó Antonio Vicente en su entrevista con la BBC. “Yo les decía: ‘Voy a plantar estas semillas, porque alguien plantó las que estoy comiendo ahora. Así que las plantaré para que otros las coman'”.
Decidido a recuperar la vegetación, en 1973 comenzó a plantar semillas en su terreno a las afueras de San Pablo, Brasil; teniendo claro que éstas tardarían décadas en dar frutos y que quizás no alcanzaría a ver los resultados.
“Cuando yo era niño, los campesinos cortaban los árboles para crear pastizales y por el carbón. El agua se secó y ya no regresó. Yo pensé: el agua es valiosa, nadie fabrica agua y la población no deja de crecer. ¿Qué va a pasar? Nos vamos a quedar sin agua”, reflexionó con Gibby Zobel, reportero de la BBC.
Después de 30 años replantando su terreno, hoy la selva de Antonio se ha convertido en el hogar varias especies como tucanes, apacas, ardillas, jabalíes, e incluso un jaguar y un ocelote. Al momento de comprarlo, el terreno sólo contaba con una fuente de agua; hoy hay cerca de 20.
Este increíble hombre de 83 años, ha logrado que regrese el agua a sus tierras y ahora nadie lo llama loco.