35 minutos de lluvia ayudaron a que la zona se humedeciera neutralizando los focos de calor que estaban activos, un verdadero milagro.
Las catástrofes naturales no distinguen de razas o estatutos sociales. Miles de seres ven como su hábitat es destruido producto de estos fenómenos, esperando que ocurra un milagro que pueda salvar su vida y lo poco que quede de su hogar. Durante el siniestro que afecto a la Amazonía un milagro ocurrió justo en el momento indicado.
Una torrencial lluvia sorprendió a los voluntarios y bomberos que se encontraban reforestando el sector de Bolivia. El inesperado aguacero neutralizó focos de calor que estaban activos; encendiendo una luz de esperanza para todas las personas y animales que habitan el sector.
La emoción fue tanta que las personas comenzaron a saltar y gritar de felicidad. Se tomaron e las manos en un círculo y oraron dando gracias por este milagro.
Diego Suárez uno de los bomberos forestales de la Fundación Quebracho; señaló que fueron cerca de 35 minutos de lluvia y después siguió una llovizna persistente que humedeció por completo la zona.
Bien dicen que los milagros ocurren cuando menos los esperamos. Los voluntarios necesitaban un poco de ayuda del cielo y sin duda les llegó.