Ahora son una familia llena de amor.
Pablo Fracchia es un hombre de 37 años y durante dos décadas se dedicó a ayudar a personas en situaciones de catástrofes. Su solidaridad lo llevó a atender inundaciones en Argentina, incendio en Cromañón, la avalancha que afectó a Tartagal y durante la crisis de refugiados sirios en Líbano.
Hace seis meses decidió dejar esa vida para convertirse en padre de una hermosa niña. La historia de Mia comenzó de forma muy complicada. Con tan solo cuatro días de vida, luchó por su vida para después pasar un año entero en un hospital de La Plata, Argentina, sin tener una familia que la cuidara.
Fracchia, Licenciado en Trabajo Social, se enteró de la devastadora historia de la pequeña Mia y tomó la decisión de una familia monoparental con la pequeña. Una de las principales complicaciones para realizar este sueño, fue que Pablo es homosexual, pero eso no desvaneció su deseo de ser padre.
“Pero no era frecuente que los gays fueran padres y uno de los obstáculos para salir del closet era asumir que iba a tener que ceder ese sueño. Deseaba ser heterosexual y eso me daba mucha culpa. Me ayudó una psicóloga que me dijo: ‘¿cómo no vas a querer ser heterosexual si tendrías todo resuelto? No sufrirías discriminación, burlas, no tendrías problemas para casarte y podrías tener hijos’”, contó Pablo en una entrevista con Infobae.
En octubre de 2019, Pablo recibió una llamada que cambiaría su vida. Una bebé de un año y 10 meses de edad que había sufrido una perforación intestinal había sido abandonada por su familia biológica. Junto a otros cuatro postulantes, parejas heterosexuales, Pablo había sido seleccionado para luchar por la adopción de la pequeña.
“Primero hablé con mi familia, a ver si estaban dispuestos a ayudarme. Todos dijeron que sí al toque. Fui a la entrevista con mi mamá, y me dijeron que me iban a avisar al día siguiente por sí o por no. Después nos fuimos a comer, con pocas esperanzas la verdad. Pero en medio del almuerzo sonó el teléfono, era la secretaria del juzgado. Pensé que me había olvidado algún papel, pero me dijo: ‘¿Sigues con tu mamá? No queremos que recibas la noticia solo: este llamado es para decirte que te elegimos’”, relató a Infobae.
El joven tenía los sentimientos a flor de piel, no dejaba de llorar. Pablo estaba listo para ser padre; al día siguiente conocería a su hija. “Creo que nos enamoramos al instante”, comentó. Después de dos semanas Mia ya se encontraba instalada cómodamente en la casa de Pablo.
En el momento en que conoció a Pablo, Mia no caminaba ni hablaba. El nuevo padre se enteró que casi fallece en una de las cirugías y atravesó todo el post operatorio sola. Ahí entendí lo que me dijo la jueza: ‘Te elegimos porque sentíamos que Mía necesitaba alguien que la abrazara durante un año entero’. Y eso es lo que hago desde ese día, abrazarla. Ahora camina, habla, baila, juega. Descubrió que puede descansar porque hay un otro que la protege”, comentó emocionado Pablo.
Esta historia tiene un final feliz, pues ambos alcanzaron lo que merecían: amor puro e incondicional.