¿Por qué deberíamos de salvarlo?
Los anfibios no son comúnmente considerados seres carismáticos o tiernos. Sin embargo el axolotl es diferente.
Con una sonrisa de oreja a oreja, una cresta rosada de algo que parecen plumas y su frenética danza bajo el agua, este anfibio ha cautivado a generaciones de admiradores. Reverenciado alguna vez por los aztecas, hoy el ajolote aparece en muchas formas. Es un símbolo para la identidad nacional mexicana y protagonista de muchos libros, esculturas y obras de arte.
Puede que hayas oído hablar de esta criatura porque su imagen es difícil de pasar desapercibida. El ajolote es una mascota popular, especialmente en Japón, donde se crían tan ampliamente que también se sirven fritos en algunos restaurantes. También se distribuyen tan comúnmente en los laboratorios de investigación que bien podrían ser considerados los ratones blancos de los anfibios; gracias a su perfil genético único y su increíble poder de regeneración y evolución.
A pesar de su gran popularidad, pocos se han dado cuenta de que, en la naturaleza, el ajolote está en peligro
El ajolote es originario del Lago Xochimilco, un sitio Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO fuera de la Ciudad de México, donde ha jugado un papel importante en la tradición mexicana.
En 2006, la especie fue declarada en peligro crítico debido al deterioro del hábitat y la penetración de los peces invasores en el lago, introducida hace décadas como un intento bien intencionado de crear pesquerías y aliviar la inseguridad alimentaria. En 2009, los expertos calcularon que la población de ajolotes había disminuido un 90 por ciento; con respecto a los últimos cuatro años. Una disminución aún más exacerbada por la urbanización. En 2015, los científicos creyeron brevemente que la criatura podría haberse extinguido por completo en la naturaleza, sólo para encontrarla unas semanas más tarde.
Líder en conservación
Zambrano comenzó a explorar cómo interactúan con diferentes especies y lo importantes que son para las redes tróficas.
”Fue como comenzar con una mala cita y enamorarse”, se ríe ahora.
De acuerdo con Zambrano, los ajolotes se enfrentan a una variedad de amenazas en su hábitat natural. Sólo se encuentran en el lago de Xochimilco, pero el lago esta sufriendo. El sistema de lagos es altamente eutrófico; lo que significa que es tan rico en nutrientes de la escorrentía agrícola, que la vida vegetal en pleno crecimiento mata a las especies endémicas al privarlas de oxígeno. Además la carpa asiática y la tilapia invasivas, que fueron introducidas por el gobierno, se han convertido en el principal depredador del lago.
La contaminación de la Ciudad de México también es un problema; fuertes tormentas pueden provocar que el sistema de alcantarillado se desborde y libere desechos humanos en el lago. Al mismo tiempo; la Ciudad de México se está expandiendo rápidamente, y las áreas periféricas como Xochimilco se convierten en semilleros de desarrollo legal e ilegal.
¿Por qué importan?
El problema es que tener poblaciones cautivas no es suficiente de acuerdo con Randal Voss, biólogo de la Universidad de Kentucky.
Las poblaciones cautivas son más vulnerables a la catástrofe. Enfermedades e incluso incendios accidentales, podrían eliminar a toda la población de un laboratorio casi instantáneamente. Entre la endogamia y los esfuerzos por cruzar el axolotl con la salamandra tigre, para introducir cierta diversidad genética. La colección también es muy diferente de las poblaciones silvestres.
Si los animales se extinguieran antes de que pudieran completar la secuencia, perderían la base para muchos estudios que usan la caja de herramientas moleculares única del ajolote.
Los ajolotes son uno de los animales más importantes que tenemos para estudiar la regeneración. Y debido a que los ajolotes no pasan por metamorfosis; no dependen de las estaciones y otros factores ambientales para la cría.
A pesar de que los esfuerzos por mantener a la especie han aumentado en los últimos años; Zambrano cree que es importante involucrar a los agricultores locales. Además de cultivar con chinampas tradicionales, o ”jardines flotantes”, con el fin de crear santuarios para el ajolote.
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