Suena como la teoría de la tortuga y los elefantes que sostiene al mundo, excepto que esta es real y no hay elefantes.
Plantas, tierra y hasta insectos son algunas de los elementos que se pueden encontrar en la naturaleza, pero también en el caparazón de una tortuga.
Herpetólogos y universitarios en el Washington College y otras instituciones de Estados Unidos han rastreado en la última década a la tortuga mordedora común en los pantanos de Maryland.
Y recientemente lograron capturar la imagen de una de ellas cargando un cúmulo de tierra en su caparazón.
Los especialistas estudiaron la migración de esta especie y descubrieron que, año tras año, esta tortuga viaja desde los terrenos que habita en el verano hasta su escondite de invierno, que generalmente son pozos de lodo subterráneos donde hibernan y se refugian del frío.
“Todas nuestras tortugas, miles de ellas ahora… han sido equipadas con transmisores. Los seguimos literalmente las 24 horas del día”, indicó Aaron R. Krochmal, profesor de biología en el Washington College y uno de los investigadores que iniciaron el proyecto, al sitio especializado Live Science.
“Lo genial es que estos animales usan un lugar de barro en particular y vuelven cada año exactamente al mismo lugar”, dijo Krochmal.
La tortuga capturada con su pequeño mundo viviente en su espalda, acababa de pasar más de dos semanas en la tierra fangosa que dejó un lago que se había secado. Timothy Roth, profesor de psicología en la Universidad Franklin and Marshall, tomó la foto.
La tortuga, dijo Krochmal, pesa alrededor de seis kilogramos, y el mundo viviente en su caparazón tenía 25 centímetros de espesor y pesaba alrededor de ocho kilogramos.
La tortuga se dirigió a un agujero de lodo sin mostrar signos evidentes de hacer un gran esfuerzo.
Sin embargo, aún es un misterio el cómo los reptiles sobreviven bajo tierra durante meses sin asomarse para obtener aire, aunque se sabe que disminuyen su ritmo metabólico y tragan burbujas de aire a través de sus bocas y cloacas (genitales).