Al parecer el picante esconde un ingrediente activo que combate las células cancerosas
Si eres de aquellas personas que no conciben una comida sin salsa, o que simplemente amas el picante, tenemos buenas noticias. Al parecer el comer picante con frecuencia podría inhibir el crecimiento de tumores y reducir tu riesgo de mortalidad.
Un conjunto de estudios de los últimos años ha revelado evidencia de que la capsaicina, además de hacer que los alimentos piquen, promueve una mayor rotación de células. Esto podrá explicar por qué la comida picante ha sido relacionada con un menor riesgo de mortalidad y retraso en desarrollo del cáncer.
“La conclusión es que cualquier tipo de material vegetal que consumas mejorará tu salud; pero el chile es realmente benéfico para ti, siempre y cuando puedas soportar el picante”. Esto comentó el experto en nutrición David Popovich de la Universidad de Massey en Nueva Zelanda a la revista TIME en 2015; quien lleva tiempo investigando el mecanismo por el que la capsaicina aparentemente reduce el crecimiento de células cancerosas en el laboratorio.
En 2006, investigadores descubrieron que altas dosis de capsaicina reducían el crecimiento de células de cáncer de próstata hasta en un 80% en ratones; mientras que mantenían intactas a las células sanas. Por su parte en 2015 otro equipo de investigación demostró por primera vez cómo este compuesto picante se une a las células cancerosas y desencadena cambios en su estructura interna.
¿Cómo es que funciona?
Hasta ahora seguimos sin saber a ciencia cierta cómo es que la capsaicina interactúa con las células de cáncer para retrasar su crecimiento, pero los científicos han observado que se une a la membrana externa para alojarse ahí. Esto parece desencadenar los cambios en la superficie de la célula.
“Si agregas lo suficiente, de hecho hace que las membranas se desintegren”, informó a Science Alert Fiona MacDonald.
David Popovich ha visto la reducción del crecimiento de las células de cáncer en su propio laboratorio. De hecho también comentó a TIME que la hipótesis más popular es que la capsaicina promueve un proceso conocido como apoptosis, que es la muerte celular programada que conduce a un mayor recambio de células.
Básicamente es un suicidio celular regulado, con el interés de limpiar las células que ya no se necesitan.
“Esa es una de las maneras en que los científicos piensan que la capsaicina y otros compuestos vegetales pueden prevenir el desarrollo de cáncer: estimulando la muerte celular apoptópica”; dijo Popovich.
Mientras que algunos investigadores indagan sobre el potencial de incorporar una forma concentrada de capsaicina en un nuevo medicamento contra el cáncer; José de Jesús Ornelas-Paz del Centro de Investigación y Desarrollo en México, le dijo al Oaklander que los verdaderos beneficios aparentar venir de todo el chile; no sólo de ese ingrediente activo.
“El chile o ají es un cóctel de compuestos activos; mezclar, cortar y cocinarlos mejora la liberación de estos compuestos del tejido del chile. Aumentando así la cantidad disponible para su absorción”.
Al igual que cuando se agrega ciertos tipos de proteína a una ensalada, puede mejorar activamente tu consumo de nutrientes; investigaciones han demostrado que no se trata sólo de lo que comes, sino cómo lo comes.
¿Cómo volver a la capsaicina en tu mejor aliada?
De acuerdo a Ornelas-Paz, como la capsaicina es un compuesto liposoluble; definitivamente deberías tratar de consumirlo junto a un poco de grasa o aceite. Esto ayudaría a que tu cuerpo lo absorba, y para ser sinceros, no suena bastante difícil de combinar; sobretodo en Asia y Latinoamérica.
Al igual que con muchos elementos en nuestra dieta; los científicos aún tienen que descifrar cuál es el mecanismo exacto por el que la capsaicina podría estar modificando nuestras células. Pero hasta el momento hay suficiente evidencia para sugerir que se trata de algo benéfico.
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En otro estudio en 2015, un equipo de la Universidad de Harvard evaluó la salud de casi medio millón de adultos chinos; revelando que aquellos que comían alimentos picantes seis o siete veces por semana tenían un 14% menos de riesgo de mortalidad que aquellos que rara vez los comían. Este porcentaje corresponde a los participantes que aseguraron consumir picante 6 o 7 días a la semana; mientras que los que reportaron comer picante dos veces a la semana, presentaron una reducción de 10%. Esto incluye causas comunes de muerte como el cáncer, enfermedades coronarias y respiratorias.
¿Pero cuánto picante hay que comer?
Estudios de Harvard indican que entre dos y cinco veces por semana es un buen comienzo; incluso puede tener efectos protectores de la salud.
De hecho recientemente se demostró que este ingrediente principal de los picantes rojos, induce al “suicidio” de muchos tipos de líneas celulares malignas; incluidos el adenocarcinoma de colon, el cáncer de páncreas, el carcinoma hepatocelular, el cáncer de mama y muchos otros.
Así que la próxima vez que pienses en criticar a alguien por la cantidad de picante que utiliza; recuerda que en algunos años podríamos confirmar porqué la ciencia respaldaba su dieta.
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