Para muchos no es más que una película animada, pero la realidad es que sus enseñanzas van más allá de lo común o corriente.
Es imposible haber sido un niño en los años 90 y no amar o recordar a Toy Story. La tropa de muñecos hizo historia por ser una de las primeras animaciones hecha completamente en computadora con modelos 3D. Esto fue uno de los avances más grandes de la tecnología en 1994.
Por supuesto, no es lo mismo que las películas actuales en 3D, con escenas que parece que saldrán de la pantalla, pero fue una gran innovación para un mundo en el que todos los dibujos animados se hacían en dos dimensiones.
La tecnología no es el único mérito de la película, sino sus enseñanzas de vida.
#1 No juzgar a las personas por su apariencia.
¿Quién no recuerda los juguetes bizarros de Sid, el gran villano de la primera película? Una cabeza de muñeco con piernas metálicas de araña, una mano que sale dentro de una caja y un híbrido de coche y sapo son solo algunos elementos nada convencionales de los juguetes del niño.
Gracias a esta apariencia extraña, Woody, Buzz y los demás personajes llegan a pensar que los juguetes pertenecientes a Sid son en realidad caníbales. La teoría cae cuando ellos se dan cuenta de que en realidad se trata de juguetes que el niño ha destruido y sólo están tratando de sobrevivir, reparándose entre sí.
#2 La unión los hace más fuertes.
No importa qué misión tengan o cómo resultaron las cosas, los juguetes de Andy actúan como una verdadera entidad y actúan siempre juntos. Ellos saben que ese es el secreto para conseguir lo que quieren. Son capaces de darle una lección al abuso de Sid incluso.
#3 Todo es cuestión del punto de vista.
Para Woody, Buzz no es capaz de volar, sino de ‘’caer con estilo’’. El muñeco que pensaba ser un verdadero patrullero del espacio pasa por una crisis de identidad al descubrir que su función en el mundo no era la que él esperaba. Sin embargo, con el tiempo, Buzz entiende que ser el juguete de un niño, es una experiencia única e importante.
#4 Olvida las etiquetas.
Así como no debemos juzgar a los demás por su apariencia, Toy Story nos muestra que también es una trampa dejar que los estereotipos nos rotulen. Así es como la pantalla se llena de personajes poco predecibles como: un tiranosaurio temeroso; un vaquero sensible y extremadamente leal; un osito de peluche malvado, etc.
#5 Todos merecen una segunda oportunidad.
En la primer película, Woody estaba celoso de Buzz porque llego para quitarle toda la atención. Al intentar recrear una pirueta del patrullero espacial, el vaquero arroja accidentalmente a buzz por la ventana. Aunque al principio está feliz por que ya no tiene contrincante, eventualmente Woody emprende la misión de rescatarlo.
En la tercera entrega de la película, parece que todos ya han aprendido la lección. Es lo que explica el hecho de que estén dispuestos a ayudar al osito Lotso, incluso siendo este el gran villano de la trama. Después de todo, todo el mundo merece una nueva oportunidad.
#6 Enfrentar nuestros miedos.
Por más valientes que podamos parecer, todos tenemos algún miedo escondido. El de Woody es perder a Andy, y Rex el dinosaurio, bueno él le tiene miedo a casi todo. Esta sensación forma parte de los personajes, que pasan gran parte del tiempo tratando de superar sus miedos, como lo hacemos en la vida real.
#7 Aceptar que cambiamos.
Cuando Andy ya está creciendo y decide donar sus juguetes en Toy Story 3, él sabe que no será fácil. Pero a pesar de eso, es necesario despegar y permitir que sean útiles a otros niños en lugar de permanecer guardados en su casa.
En una de las escenas más hermosas de la franquicia, él juega por última vez con los personajes antes de ofrecerlos a Bonnie, quien será la protagonista humana de Toy Story 4. Así como él entiende que su tiempo de niño pasó y necesita ofrecer los elementos que lo hicieron feliz, para que otros vivan las mismas experiencias, Woody, Buzz y los demás entienden lo mismo y se preparan para vivir una nueva aventura.
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