Su nueva forma de vivir ha incomodado a toda una sociedad costumbrista.
Esta serie fotográfica fue captada en la ciudad sagrada de Benarés y muestra un conjunto de ascetas que pertenecen a los aghoris, una secta que practica el tantra de mano izquierda o vamachara. Los aghoris reconocen a Shiva como la deidad suprema y consideran que el ser humano es Shiva, sólo que oscurecido por las emociones y contaminaciones mentales. La práctica, consiste en eliminar este oscurecimiento para terminar cubiertos por la naturaleza divina.
La secta fue dada a conocer en el Occidente gracias a Robert Svoboda. Los hombres viven casi sin ninguna posesión y participan en el comportamiento contracultura del tantra, como es el consumo de las cinco sustancias prohibidas y la inclusión del sexo en su sadhana.
Puede resultar un poco extraño que los practicantes de esta secta se presten para ser retratados por un neoyorkino, que no esta familiarizado con sus prácticas espirituales. Ciertamente son tiempos distintos y no se puede saber qué tan logrados o sinceros son los modelos de sus prácticas. Sin embargo estas imágenes puras, nos abren una ventana a un mundo completamente diferente, basado en la fe.
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