Según las personas cercanas a Freddie Mercury, él siempre fue una persona que cuidó de los demás.
La leyenda del rock Freddie Mercury cautivó a las multitudes con sus destacadas actuaciones como líder de la banda Queen. Lamentablemente, el cantante extravagante tuvo una muerte prematura debido a la bronconeumonía como una complicación del SIDA en 1991.
La vida de Mercury ha tocado tantas vidas que aún se le recuerda con cariño incluso 26 años después de su muerte. Su amigo íntimo, Elton John, compartió detalles desgarradores sobre los últimos días de la cantante en un libro titulado ‘El amor es la cura: sobre la vida, la pérdida y el fin del SIDA‘. Mientras John relataba los trágicos eventos que llevaron a la muerte de Mercury, enfatizó cuán desinteresada fue siempre la leyenda del rock. John dice que, incluso cuando se enfermó y supo que se estaba muriendo, Mercury todavía trató de cuidar a otras personas tanto como pudo.
“Freddie no anunció públicamente que tenía SIDA hasta el día anterior de su muerte en 1991. A pesar de que era extravagante en el escenario, un frente eléctrico a la par de Bowie y Jagger, él era un hombre intensamente privado fuera del escenario. Pero Freddie me dijo que tenía Sida justo después de cuando fue diagnosticado en 1987. Yo estaba devastado. Había visto lo que la enfermedad le había hecho a muchos de mis amigos. Sabía exactamente lo que le haría a Freddie. Al igual que él. Él sabía que la muerte, una muerte agonizante, venía hacia él. Pero Freddie increíblemente valiente. Se mantuvo apareciendo, seguía interpretando con Queen, y seguía siendo la divertida, escandalosa y profundamente generosa persona que siempre había sido.
Conforme Freddie se deterioraba a finales de los 1980’s y principios de los noventa, era casi demasiado para soportar. Rompió mi corazón ver su luz en el mundo devastada por el SIDA. Al final, su cuerpo estaba cubierto con lesios de sarcoma. Estaba casi ciego y muy debil como para mantenerse de pie.
Freddie debió pasar esos días finales preocupado solamente con su propia comodidad. Pero eso no era quien era él. Él vivió realmente por los otros. Freddie falleció el 24 de noviembre de 1991, y semanas después del funeral, yo estaba todavía afligido. En Navidad, aprendí que Freddie me había dejado un último testamento de su desinterés. Me estaba lamentando cuando un amigo apareció en mi puerta y me entregó algo envuelto en una funda de almohada. Lo abrí y dentro estaba una pintura de uno de mis artistas favoritos, el pintor inglés Henry Scott Tuke. Había una nota de Freddie. Años antes, Freddie y yo nos habíamos puesto nombres de mascotas el uno al otro, nuestros alter egos. Mi nombre era Sharon y el de él era Melina. La nota de Freddie decía, “Querida Sharon, pensé que te gustaría esto. Con amor, Melina. Feliz Navidad”
Tenía 44 años de edad en ese momento y estaba llorando como un niño. Aquí estaba este bello hombre, muriendo por el SIDA, y en sus últimos días, de alguna manera se las arregló para darme un encantador regalo de Navidad. Aunque fue muy triste el momento, es el que pienso seguido cuando recuerdo a Freddie porque captura el carácter del hombre. Aún fallecido, me recordó que es lo que lo hizo tan especial en vida”.
h/t: Bored Panda