Esta colección de postales de diversos autores retrata la estética de la sobreproducción
La revolución industrial nos trajo la producción en masa. Y estamos muy agradecidos; pues no sabríamos qué hacer con nosotros mismos si no fuera porque existen millones de diseños distintos para las tazas de café. Digo, francamente, ¿quién podría vivir en un mundo con tan solo cientos de miles de diseños distintos? Y, ya que andamos en éstas; ¿quién quisiera estar vivo si no hubiera un sinfín de muñecos de Star Wars por coleccionar? ¿Cuál sería el sentido?
Bueno, ya, el asunto es demasiado complejo para reducirlo a una línea irónica. La producción en masa ha generado infinidad de empleos y productos que han permitido el desarrollo y supervivencia de nuestra especie. Sin embargo, es difícil pensar en el tema sin desembocar invariablemente en el absurdo y preguntarnos, ¿cómo fue qué llegamos a crear tantas necesidades imaginarias?