Después de utilizar estos lápices puedes sembrarlos y así reducir la contaminación.
Cuando un lápiz se acaba es común que los desechemos y tiremos a la basura. Hay veces que ni siquiera se ha terminado su vida útil y los botamos a la basura.
Es por eso que la marca Sprout, una compañía danesa, creó un lápiz “plantable”, que si se coloca en el suelo, se convierte en nada menos que una planta.
Funciona así: cada lápiz contiene una pequeña cápsula con semillas. Así, cuando el lápiz se acaba, basta colocar su extremo en la tierra. A partir de ahí, pronto, los brotes comenzarán a surgir conectados al lápiz.
La idea surgió de la estudiantes del MIT (Massachusetts Institute of Technology), que creó el primer lápiz en 2013. El grupo creó el lápiz plantable para recibir el reto “Dibujar la herramienta del mañana en una oficina sostenible”.
Hoy, más de cinco años después, la empresa ya vendió 10 millones de unidades de los lápices plantables en más de 60 países.
Michael Stausholm, uno de los fundadores, recuerda que 135 millones de bolígrafos de plástico se hacen por día. Por eso, en un mensaje en el sitio de la empresa, señala que cada que un lápiz Sprout se convierte en una planta, el planeta lo agradece.
“Si podemos sustituir sólo una pequeña parte de las plumas de plástico con lápices plantables, ya tenemos una buena razón para existir”, dice Stausholm.
Además de las semillas, los lápices de Sprout también se fabrican con madera certificada y materiales renovables.
Los clientes pueden elegir qué tipo de semillas quieren en su lápiz. Hay diferentes tipos de planta, como flores, tomate o albahaca. También hay la opción de personalizar el lápiz, con frases grabadas en la madera.
Además de los lápices para escritura, Sprout también lanzó una línea de lápices de maquillaje con el mismo principio.