Una comunidad entera prohibió el uso de pajillas, bolsas y utensilios de plástico a fin de preservar los tesoros naturales de su pueblo.
Cuando vamos al supermercado y escogemos los productos que nos llevaremos a casa, regularmente los encontramos con empaques o envases de plástico, y al salir del supermercado nos agregan una bolsa plástica extra para transportarlos. Estos envases pueden parecer inofensivos pero la realidad es que sólo la bolsa tardará 150 años en degradarse por completo.
La contaminación plástica es un mal que afecta al mundo entero y que actualmente no cuenta con muchas iniciativas que lo regulen o impidan su uso.
Sin embargo no todo son malas noticias, un pueblo en Guatemala ha puesto manos a la obra y ha conseguido vivir sin usar plásticos. El lugar se llama San Pedro La Laguna y por ordenes municipales se llegó a la decisión de quitar definitivamente las bolsas, envases y recipientes hechos de plástico.
El pequeño poblado cuenta con cerca de 10,000 habitantes y la medida se implemento en 2016. El objetivo era prohibir y multar el uso de plásticos a fin de preservar y cuidar el Lago Atitlán, que se había convertido en un vertedero de basura.
La sustitución del plástico trajo consigo el uso de materiales biodegradables y el pueblo volvió a sus orígenes. Ahora el pan se guarda en servilletas tejidas por artesanos; la carne, pescado y queso se envuelve en hojas de plátano y las compras en el supermercado se depositan en canastas tejidas de palma.
La iniciativa ha logrado reducir el consumo de materiales sintéticos hasta un 80 por ciento y se abrieron programas y centros de reciclaje.
Todos los productos que han sustituido los plásticos han ayudado a que se reduzcan significativamente los residuos y además han incrementado los ingresos entre los artesanos creando una economía circular.
Sin duda un gran ejemplo que debe implementarse en todo el mundo.
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