La leyenda tapatía en forma de lonche

Amparito es un nombre que sí es mencionado a algún tapatío, no podrá evitar pensar en un lonche, y en uno muy sabroso por cierto.

Así comenzó la leyenda…

Doña Amparito inició  a preparar y vender sus ricas creaciones en 1957, en el pleno corazón de Guadalajara, alimentando a los oficinistas de la zona.

Inmediatamente la voz se corrió y estos peculiares emparedados se volvieron de gusto popular. Su sabor es tan inigualable, que su única publicidad ha sido de boca en boca. Y es que desde 1957 mantienen la misma receta y calidad.


Aunque Doña Amparito ya no está con nosotros, sus familiares y amigos siguen al pie de la letra la receta heredada por ella; donde el secreto radica en los ingredientes cuidadosamente seleccionados.

¿Cómo se preparan?

Un pan crujiente conocido como birote, es untado con crema. Luego es acompañado de una porción de carnitas, así como con jitomate, cebolla y aguacate. El toque especial se lo da la salsa verde de la casa. 


Son preparados al momento en un pequeño local ubicado en la calle Gerardo Suárez; detrás de una pequeña puerta de madera con el número 5. Muy cerca de una fuente conocida como la de los ‘niños miones’, en pleno centro histórico de Guadalajara.

En este establecimiento siempre hay fila, pero vale la pena esperar por este delicioso manjar, que aunque muchos lo han intentado, es imposible de replicar.

¿Los has probado?


Francisco Urenda:
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