Cuando parecía que no había esperanza, una desconocida fue su donante de médula espinal y le salvó la vida. Años después, la mujer fue recompensada de manera increíble.
Gabriel Massote Pereira es un abogado originario de Brasil que recientemente buscó a su donadora de médula espinal para recompensarla.
La donante, llamada Elza, actualmente está desempleada y ha sufrido de depresión durante los últimos meses debido a la muerte de su padre. Elza no tiene hogar propio y vive en una iglesia con su esposo y sus dos hijos.
En 2011, cuando Gabriel tenía 27 años, fue diagnosticado con cáncer de glóbulos blancos. Fue tratado y parecía sano, pero la enfermedad volvió más fuerte dos años después casi fatal.
El cáncer tomó el 97% de las células del paciente y su única salvación sería un trasplante de médula ósea.
Los médicos pidieron paciencia a Gabriel, ya que solo 1 de cada 100,000 donantes sería compatible con su cuerpo. La familia de Gabriel incluso buscó donantes de otros países pero sin tener éxito.
Por su parte, Elza es una mujer de 39 años originaria de una población local humilde. En 2010, voluntarios médicos se acercaron a la población para concientizar sobre la importancia de médula ósea.
Elza no sabía mucho al respecto, pero decidió ser parte de una buena acción. “En ese momento tenía a mi padre postrado en una cama y sabía cuánto sufren las personas cuando están enfermas. Si alguna vez podría ayudar a alguien lo haría“, comentó Elza.
En 2013, gracias a un tubo de sangre de 5 mililitros que dejó Elza con los voluntarios en 2010, los doctores se dieron cuenta de que era compatible con Gabriel.
La mujer fue contactada y viajó para realizar la donación que necesitaba Gabriel. “No duele, se pone una inyección en el ombligo y se hospitaliza durante unos cinco días. El retiro de la médula sucede el quinto día, en un procedimiento que dura de cuatro a cinco horas”, dijo Elza.
Finalmente, Gabriel recibió el trasplante de médula. Sin embargo, necesitaba glóbulos blancos para resistir las complicaciones del procedimiento. Nuevamente, Elza fue su salvadora, donó suficientes linfocitos para ayudar a Gabriel.
De vuelta a su hogar en ese momento, Elza vio que la retroexcavadora, el único medio se sustento que tenía la familia, se descompuso.
Por su parte, después de un tiempo Gabriel se recuperó por completo de la leucemia. Dispuesto a agradecer y recompensar de alguna manera a su salvadora, el abogado decidió hacer una campaña para recaudar dinero y poderlo utilizar para comprarle una casa a Elza.
El objetivo era recaudar $25,000 dólares lo cual consiguió gracias a la ayuda de gente que conoció la historia y quiso donar, familiares y amigos quienes buscaron ayudar a Elza a tener un hogar.
Ahora Elza y su familia tienen un nuevo hogar gracias a sus buenas acciones del pasado que la recompensaron de una manera increíble.