Joven rescata a anciana que vivía en condiciones deplorables y hoy luce irreconocible

Este joven rescató a una anciana de 83 años que vivía rodeada de basura y ratas, y la llevó a su casa para cuidar de ella.

Esdras Andrade, un chico de 23 años, se convirtió en un héroe al cambiarle la vida a una anciana de más de 80 años que vivía en condiciones insalubres. Esdras está acostumbrado a rescatar a animales abandonados y víctimas de malos tratos, pero algo inesperado sucedió un día, Esdras rescató a Doña Cida.

La anciana de 83 años vivía en una casa llena de basura e infestada por ratas. La mujer vivía con sus mascotas, y fue a través de los animales que Esdras conoció a la señora y quedó impactado. Mucha gente no conocía las condiciones en las que la anciana vivía.



Doña Cida se encontraba muy debajo del peso ideal, la dentadura sin cuidado e incluso con sarna en los brazos. Había basura acumulada y escombros en todos los rincones de la casa. La señora se quedaba días sin bañarse y su cama tenía orina, así de insalubre era la condición de la anciana.

La mujer nunca tuvo hijos por lo que dependía de la ayuda de sus vecinos, pero no siempre contaba con ellos. Esdras decidió actuar, llevó a los animales al refugio y comenzó a ir a casa de Doña Cida todos los días para ayudarla. Después de insistir mucho, el joven convenció a la señora de mudarse a su casa para poder cuidarla mejor. Esdras y voluntarios se encargaron de limpiar la casa de la señora.



“Fue una lucha hasta convencerla. Ella decía que no se quedaba sola, pensaba que había bichos que subían en la cama, pero en realidad eran ratas. La abracé como si fuera una parte de mí, y yo hice todo lo posible para ayudarla. En casa, yo podía brindarle atención a ella 24 horas al día”, comentó Esdras.

Fueron 51 días de mucho amor y cuidado, hasta que Doña Cida se mudó a un asilo. Con un aspecto totalmente diferente, la anciana se despidió del joven que fue su ‘ángel guardián‘. Esdras la visita cada vez que puede pues le tiene mucho cariño desde el primer momento en que la conoció.



“Mi vida es muy ocupada, pero siempre que puedo voy a visitarla. Siempre llevo un perrito, no sólo para ella, también para los demás ancianos”.

No hay duda de que existen personas con el corazón tan grande que no cabe en su pecho. 


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