El vínculo entre esta niña y el burro es tan especial, que sus primeras palabras fueron para demostrarle su amor.
Shocks es un burro que fue rescatado de una granja en Irlanda después de sufrir maltrato. Cuando los rescatistas lo encontraron, Shocks estaba acostado en un campo con una soga atada al cuello, su piel estaba llena de lesiones y llagas por estar atado.
Afortunadamente, el Donkey Sanctuary en Birmigham, Inglaterra, lo rescató y ahí comenzó su nueva vida. Además de recibir la ayuda necesaria para curar sus heridas, Shocks se convertiría increíblemente útil para los demás.
Shocks se convirtió en burro de terapia y en 2013 conoció a Amber, una niña de 2 años, quien no podía hacer ningún sonido.
Cuando Amber y su gemelo nacieron prematuramente, Amber no podía respirar. Al nacer necesitó una cirugía para salvar su vida.
Los doctores realizaron una traqueotomía de emergencia, una cirugía que le colocó un tubo en el cuello para dejar entrar el aire, salvándole la vida, pero cortó el flujo de aire de sus cuerdas vocales, dejando a la niña totalmente muda.
Además, Amber tiene parálisis cerebral, lo que le dificulta que sus músculos se desarrollen correctamente y pueda moverse.
“Luchó por sentarse y no mostró signos de gatear hasta muy tarde”, dijo Julian Austwick, el padre de Amber. “Un amigo le mencionó a The Donkey Sanctuary a Tracy (la madre de Amber) y le dijo que los burros pueden dar terapia a niños con necesidades, así que decidimos probarla”.
Era la primera vez que Amber conocía a un animal de terapia, fue la primera paciente de Shocks y la conexión fue instantánea entre ambos.
Shocks alentaba a Amber a mantenerse activa, lo que la ayudó a desarrollar fuerza en sus músculos, hasta llegar al punto de aprender a montar al burro.
Cuando Amber cumplió tres años, tenía la edad suficiente para someterse a una cirugía que le permitiría hablar, pero eso requeriría práctica.
Aún sin decir una palabra, la pequeña fue a visitar a Shocks. Luego de dar un paseo juntos, Amber se preparaba para salir del santuario e ir a casa, en ese momento abrazó al burro y le dijo “Te amo, Shocky”.
“Fue un momento encantador y, por supuesto, un gran alivio saber que podía hablar”, dijo Austwick.
Ahora Amber asiste a la escuela y crece fuerte, pero continúa visitando a su mejor amigo en el santuario.
Ni Shocks ni Amber tuvieron una vida fácil antes de conocerse, pero el vínculo especial que formaron ambos fue lo que los ayudó a superarse y mantenerse juntos por mucho más tiempo.