Los bonsái por sí mismos son magníficos, pero que den frutos los hace aún mejores
Los bonsái de árboles frutales al igual que un árbol normal produce frutos de tamaño pequeño, muchos de ellos incluso comestibles, como es el caso de los bonsái de higueras o los bonsái de manzano.
No todos los árboles frutales pueden convertirse en bonsái es por eso que hay que tener cuidado al momento de seleccionar la especie. Si deseas cultivar un bonsái frutal te recomendamos que lo hagas de árboles cítricos, manzanos enanos, olivos, granados e higueras.
Al igual que cualquier otro tipo de bonsái, su cultivo requiere paciencia y mucha dedicación para que crezca de manera adecuada.
La fertilización en bonsáis frutales es más importante que la de un bonsái tradicional, ya que el desgaste que implica tener frutos para un árbol es mayor que solo tener hojas, por lo tanto la fertilización primaveral debe contener mayor concentración de fósforo y potasio, que de nitrógeno. En el caso de la fertilización de otoño esta debe ser equilibrada.
Si no aplicas la fertilización adecuada, luego que tu bonsái fructifique éste se encontrara más débil y podría contraer más fácil ciertas enfermedades.
El bonsái intentará fructificar lo que más pueda, sin detenerse a pensar si el exceso de frutos lo debilitará, por lo tanto el cultivador debe ser capaz de poner la salud del bonsái primero, antes que la belleza de sus frutos. Esto significa que siempre debes cortar algunos frutos luego de que estos se formen, así el árbol mantiene la salud, no se debilita en exceso y será menos propenso al ataque de plagas y enfermedades.