Más que una habilidad es como un superpoder.
¿Alguna vez has notado que tienes la extraña habilidad de despertar de tu siesta justo antes de bajar del autobús o en la estación de tren? Bueno es bastante similar al fenómeno que experimentan muchos: despertar justo antes de que suene la alarma en la mañana. Aunque las razones detrás de los dos fenómenos son un poco diferentes, todo se reduce esencialmente a lo bueno que es tu cuerpo en la regulación de tu horario diario.
El reloj despertador de nuestro cuerpo es extremadamente bueno, y es capaz de saber cuándo debemos levantarlo. Nuestros cuerpos conocen su horario regular diario: a qué hora solemos dormir, a qué hora nos despertamos e incluso a qué hora bajamos del autobús o tren.
Para tratar de explicar los mecanismos detrás de esto, algunos científicos se refieren a los estudios de las abejas melíferas. Las abejas utilizan sus relojes corporales internos para marcar los eventos diarios. Las abejas son (obviamente) incapaces de decir qué hora es. Sin embargo, son extremadamente rápidas en su rutina diaria de recolección de polen. Su reloj interno determina cuándo visitarán un tipo específico de flor en diferentes momentos del día. Por ejemplo, visitarán un tipo de flor exactamente a las 2 P.M. Luego otra especie de flor exactamente a las 6 P.M. Su reloj biológico les dice específicamente qué especies de plantas visitar en intervalos de tiempo específicos. Se cree que el cuerpo humano funciona de manera similar.
¿Otra razón?
Aunque podría existir otra razón, por la que a menudo despertamos justo a tiempo para nuestra parada de autobús. Esta tiene mucho que ver con la etapa de sueño en la que estamos durante la siesta. Las primeras dos etapas del sueño son las etapas más livianas del sueño, llamadas sueño NREM (no REM).
Esto es cuando somos más propensos a ser despertados. Cuando nuestros viajes diarios son bastante cortos (40 minutos o menos), nuestras siestas en el autobús tienden a ser aún más cortas, por lo general de 15 a 30 minutos. En esos minutos, la mayoría de nosotros todavía estamos en las etapas iniciales de sueño no REM, donde estamos entre estar despiertos y estar dormidos.
En esta etapa no se necesita mucho para despertarnos. Por lo que nuestros cuerpos responden muy bien a las señales ambientales: las paradas repentinas del autobús, el empujón de la persona que está junto a nosotros, los sonidos familiares del entorno de nuestra parada etc.
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