En esta crisis sanitaria todos podemos poner nuestro granito de arena.
Preocupada por el desabastecimiento, una señora de 87 años llamada Bernarda, unió fuerzas con su nieta Renatha Costa quien es profesora, bióloga e ingeniera civil.
Renatha comenta que hay un desabasto general de mascarillas protectoras y gel sanitizante en su localidad en Brasil. “Aquí en la ciudad ya nadie lo encuentra”, comenta inquieta.
Ante esta problemática, ambas decidieron actuar para cambiar la situación. Compraron tela y bandas elásticas para producir las máscaras en casa. Mientras la nieta se encarga de cortar la tela y sanitizarla, la abuela se dedica a coser las mascarillas.
Debido a la avanzada edad de doña Bernarda, la producción es baja, pero suficiente para atender a las personas más vulnerables de su localidad, especialmente a los ancianos.
Después de la elaboración, las máscaras se aíslan, empacan y se ponen a disposición para ser distribuidas.
Además de donar las mascarillas, doña Bernarda y su nieta incitan a que más personas sigan su ejemplo y así poder ayudar a personas que no pueden comprar o no tienen acceso a una mascarilla.
Las mascarillas protectoras son útiles cuando una persona presenta síntomas o está contagiada. Estas máscaras previenen que la persona infectada contagie a más personas, reduciendo de esta manera la propagación del virus.