Aprendió sobre derecho ambiental y gestión de tierras para defender su causa.
Wang Enlin es un agricultor radicado en la aldea de Yushutun en China y junto a sus compañeros decidió iniciar una demanda en contra de la compañía estatal química Qihua Group, debido a las graves afectaciones a sus tierras después de que en el 2001 la empresa vertió aguas residuales con desechos tóxicos del procesamiento de petróleo crudo y productos derivados del mismo, que se realizan en zonas aledañas a Yushutun.
A pesar de que durante muchas décadas Wang y sus compañeros agricultores se habían dedicado a cultivar las tierras como principal actividad económica en la aldea, el gobierno chino les envió un documento indicándoles que ya no podían utilizarlas porque las aguas residuales de Qihua Group habían inundando parte de ellas, dejándolas totalmente contaminadas.
Ante esta situación, Wang optó por escribir una carta al gobierno en el 2001 para quejarse de la contaminación que había generado las prácticas de Qihua Group en las tierras agrícolas, afectando la productividad del suelo, el sustento económico y la salud de los habitantes. Sin embargo, los funcionarios le respondieron que tenía que presentar pruebas para respaldar su demanda.
En entrevistas con medios locales, Wang explicó: “Sabía que tenía la razón, pero no sabía que ley había roto la compañía química o si había o no pruebas. Y por esto, decidió aprender leyes y estudiar derecho por sí mismo, para poder presentar la información pertinente y así tener respaldo para enfrentarse al poder de un gigante industrial.
Posteriormente, Wang pasó 16 años preparándose y leyendo decenas de libros de leyes con la ayuda de un diccionario, ya que cuando era niño tuvo que abandonar sus estudios a los 10 años. Sin embargo, esto no fue impedimento para el asiático y aunque no tenía los recursos económicos para comprar los libros, acudía a una librería local y después copiaba a mano la información más relevante para defender su caso. Durante todo el tiempo que estuvo preparándose en la librería, Wang tuvo la ayuda del dueño que le permitía quedarse ahí y a cambio, él le regalaba bolsas de maíz en agradecimiento.
De esta manera, Wang aprendió sobre gestión de tierras y acerca de la ley de protección del medio ambiente, para poder defender su causa y también empezó a impartir su conocimiento a sus vecinos para que estén al tanto de sus derechos.
Adicionalmente, en el 2007 los agricultores tuvieron la ayuda del Centro de Asistencia Legal para Víctimas de Contaminación de la Universidad de Ciencias Políticas y Derecho de China y junto a un grupo de abogados de la organización presentaron la demanda en contra de Qihua y el caso finalmente comenzó a procesarse en el 2015.
Wang y sus compañeros agricultores ganaron un juicio inicial contra Qihua Group y el tribunal determinó que la empresa deberá pagar a las víctimas una compensación económica de cerca de $119.000 USD y aunque Qihua apeló el fallo, Wang continuó defendiendo su causa, teniendo la certeza de su victoria y ganando la batalla final.