Con la crisis de la pandemia este campo se convirtió en un sustento para las familias.
Un campo de fútbol en Valinhos, al interior de Sāo Paulo, dio paso a un jardín de mandalas con mil metros cuadrados totalmente dedicados a la siembra de alimentos orgánicos. Desarrollada con la asistencia voluntaria de un equipo técnico multidisciplinario, la plantación alimenta a mil cien familias que viven en el Campamento Marielle Vive, del MST (Movimiento de Trabajadores sin Tierra).
Con más de 30 especies de vegetales cultivados sin el uso de pesticidas, el suelo del lugar tuvo que ser volcado para aflojarse después de tanto tiempo de ser golpeado por los pies, pero no fue arado como de costumbre. Después de todo el tratamiento, la tierra fue fertilizada y pudo recibir la plantación, que se está adaptando muy bien a la vida cotidiana y a lo hábitos de los residentes.
‘’Fue el jardín más hermoso que he visto en 40 años’’, dice, en una entrevista con el sitio web Universo da Floresta. El agrónomo Edson Hiroshi, uno de los pioneros en el jardín orgánico en Brasil y coordinador del equipo técnico que participó en la ejecución de la iniciativa.
También según la información de la plataforma “Universo da Floresta”, la entidad que promovió el financiamiento colectivo responsable de recaudar los fondos necesarios para la acción, la ejecución del proyecto fue realizada por los miembros del Campamento, quienes siguieron las recomendaciones del equipo técnico.
Además de todos los beneficios para la salud, la sostenibilidad y la calidad de vida promovidos por la plantación de alimentos orgánicos, el jardín no ocupó todo el campo de fútbol, dejando una parte dedicada al ocio.
Los alimentos cosechados se utilizan para abastecer la cocina del campamento, y el excedente se distribuye a otros asentamientos de MST, otras instituciones de la región e incluso a hospitales en Valinhos.