Sin duda nadie querría ser picado por esta medusa gigante.
En algún lugar en las profundidades se encuentra una gran medusa, esperando a desatar un complejo cóctel de veneno a través de sus largos tentáculos.
Con un peso de hasta 200 kilogramos (440 libras), la medusa gigante Nemopilema nomurai , más comúnmente conocida como la medusa de Nomura, es una de las especies de medusas más grandes del mundo y pica a cientos de miles de nadadores desprevenidos en China, Corea y Japón todos los años.
Cuando se producen picaduras, el veneno de la criatura causa un dolor inmediato y severo, seguido de enrojecimiento e hinchazón. En casos raros, las picaduras pueden provocar shock, lesiones graves o incluso la muerte.
En última instancia, todavía no sabemos qué hace que el veneno de esta criatura sea tan peligroso (siendo evidentemente mortal para algunas personas), pero nos estamos acercando a encontrar el componente verdaderamente letal.
En un nuevo estudio, los científicos se sentaron a analizar este increíble veneno a través de secuenciación genómica, transcriptómica y proteómica . Al hacerlo, descubrieron una mezcla increíblemente compleja de más de 200 toxinas relacionadas con picaduras, cada una de las cuales podría estar dirigida a órganos específicos o dañar los sistemas corporales.
“Aunque intentamos purificar las toxinas letales del veneno de N. nomurai , fue excesivamente difícil separarlas de otras proteínas individualmente”, explican los autores en su nuevo artículo.
En otras palabras, estas toxinas son tan complejas que es difícil descifrar todos los factores individuales en juego, al menos, sin recurrir a otro tipo de experimentos.
En el estudio, el equipo también cortó y congeló tentáculos frescos directamente de una medusa viva, antes de centrifugarlos para recolectar nematocistos, una célula especializada en medusas que contiene una bobina de veneno.
Extrayendo cuidadosamente las proteínas del veneno y separándolas en diferentes grupos, los investigadores inyectaron cada fracción de proteína en ratones, para ver cuáles murieron.
Los resultados resaltan un grupo de 13 proteínas similares a las toxinas que tienen consecuencias potencialmente fatales: algunas membranas celulares objetivo, otras se dirigen a los canales de potasio, mientras que otras tienen efectos de acumulación de sangre.
En una escala mayor, las consecuencias incluyen congestión vascular del corazón, degeneración vascular, muerte celular en el hígado, cambios en los riñones e inflamación de los pulmones.
Al analizar los ratones post mortem, los investigadores encontraron que la infección pulmonar y el edema eran la causa más probable de muerte, lo que es consistente con los informes en humanos.
Aún así, los autores admiten que es difícil decir con certeza cómo cada una de estas toxinas individuales realmente mata a los animales, lo que sugiere que podrían estar trabajando en conjunto.
Una mejor comprensión de esta mezcla de toxinas podría ayudarnos a desarrollar un antídoto para la picadura de esta medusa, pero primero tendríamos que explorar si estas toxinas potencialmente letales son igualmente peligrosas para los humanos.
El estudio fue publicado en el Journal of Proteome Research.