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Es electricista, plomera y soldadora: pese a prejuicios siguió adelante con sus oficios

Sin duda un gran ejemplo de perseverancia, a pesar de los prejuicios sociales y el machismo. 

Ilda Lamas es una mujer argentina que trabaja como plomera, soldadora, electricista y pintora en obras de albañilería, pero debido a sus oficios se ha enfrentado a diversas situaciones machistas, ya que estas profesiones han sido catalogadas durante mucho tiempo como exclusivas de los hombres.




Sin embargo, Ilda no ha permitido que estas situaciones le impidan trabajar arduamente para salir adelante. Todo comenzó cuando la argentina mostró interés por estos oficios hace 15 años atrás cuando deseaba construir su casa pero al darse cuenta que el costo era muy elevado, decidió estudiar para ella misma poder hacer esos trabajos.

Posteriormente, un vecino la animó a que estudiara y decidió acudir a una escuela profesional. En una entrevista con el medio argentino Todo Jujuy, Ilda mencionó sobre esta experiencia: “Fue muy difícil el primer día, me paré en la puerta y eran todos hombres. Yo entré, todos se dieron la vuelta y me miraban. Me dio vergüenza y me fui, no entré ese día, fui al día siguiente y había un profesor que me preguntó a quién buscaba, le conté y me hizo pasar”.




De esta manera, Ilda siguió con sus estudios y realizó los cursos de plomería y de electricidad y empezó trabajando en la construcción de su propia casa hasta que poco a poco trabajó para otras personas, tal como lo comentó para Todo Jujuy: “El boca a boca me ayudó y así mucha gente se fue enterando. Yo trabajaba como personal doméstico pero no era lo mismo que estar en una obra, que me gusta más. Me costó mucho establecerme en este ambiente, muchas amas de casa me buscaban pero cuando llegaban sus esposos siempre desconfiaban de mí”.

La argentina agregó que “Al principio eso me daba un poco de miedo pero me puse firme y seguí con mi idea de trabajar en esto. Luego estudié otras cosas, aprendí de construcción también y de pintura en obra. Estuve en Chubut dos años y ahí no hay mujeres que hagan ese trabajo, fui muy juzgada y señalada cuando me veían con el ambo o con las botas del trabajo. Por más que la sociedad me juzga, yo no les llevo el apunte, a mí en la calle me van a ver con un ambo, con una remera (camiseta) manchada de pegamento o cemento y con las botas”. 




A pesar de todas las dificultades que ha pasado Ilda, su ímpetu por trabajar ha sido mucho más fuerte y está dispuesta a seguir en lo que le gusta, demostrando que se puede salir adelante aunque aún existan muchos prejuicios sociales y machismo. Adicionalmente, la argentina desea ser inspiración para otras mujeres que tengan interés en estas profesiones y siempre las anima a que sigan adelante para alcanzar sus metas.