Un grupo de científicos probó en laboratorio que las neurotoxinas en el veneno de un caracol marino puede ayudar para nuevos tratamientos para la malaria.
Los caracoles cono son considerados como los más venenosos del mundo y en algunos casos incluso puede ser fatal para los humanos, sin embargo durante los últimos años la comunidad científica ha descubierto que el veneno de esta especie contiene ciertos compuestos que podrían tener un gran potencial en la medicina.
Varios estudios están investigando cómo este veneno podría ayudar para tratar el cáncer, combatir otro tipo de enfermedades y también para desarrollar nuevos tipos de analgésicos. Y recientemente en un nuevo estudio, los científicos investigaron el uso del veneno de los caracoles cono, para poder desarrollar un tratamiento contra la malaria.
En los primeros resultados del estudio, los científicos descubrieron que los componentes moleculares del veneno de estas especies tienen la capacidad de tratar casos graves de malaria ya que inhiben la actividad del parásito protozoario, Plasmodium falciparum, que causa un tipo de enfermedad.
El bioquímico Frank Marí del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología en Maryland mencionó que “Entre las más de 850 especies de caracoles cono, hay cientos de miles de exopéptidos venenosos diversos que han sido seleccionados a lo largo de varios millones de años de evolución para capturar a sus presas y disuadir a los depredadores. Y esta inmensa biblioteca biomolecular de conopéptidos se puede explorar para su uso potencial como guías terapéuticas contra enfermedades persistentes y emergentes que afectan a sistemas no excitables”.
De esta manera, el nuevo estudio de la Florida Atlantic University de Estados Unidos dirigida por Alberto Padilla, investigó el veneno de un caracol cono en específico llamado Conus nux, que fue recolectado frente a la costa del Pacífico en Costa Rica y al analizar la composición de sus toxinas, se centraron en encontrar una forma de prevenir la citoadhesión de las células infectadas ya que cuando se da una infección grave por paludismo, la adhesión persiste incluso después de que el paciente tome el tratamiento y elimine los parásitos.
De esta manera, los investigadores del estudio buscan “nuevas vías para prevenir la adherencia del P. falciparum IE a los receptores en la vasculatura que puede hacer que las quimioterapia actuales y futuras sean más efectivas y contribuir a superar el desafío del rápido desarrollo de la resistencia demostrada del P. falciparum a los medicamentos”.
Los resultados en el laboratorio de los investigadores han sido prometedores, ya que lograron identificar seis ‘fracciones’ en el veneno que son capaces de interrumpir las interacciones proteicas que promueven la citoadhesión al inhibir una proteína de la membrana de los eritrocitos.
Gracias a estos hallazgos, los investigadores creen que se podrá ayudar al desarrollo de futuros productos farmacéuticos para el tratamiento de casos graves de malaria y potencialmente para otras enfermedades que dependen de formas similares de enlaces basados en proteínas como el cáncer, el SIDA y el COVID-19.