Más que un simple cuidador este hombre era su mejor amigo.
Más de alguno de nosotros ha soñado con tener un refugio de animales en el que puedes cuidarlos y protegerlos y sobre todo saber que no correrán ningún riesgo o peligro por parte de otro animal o ser humano.
Pues ese fue el sueño que Lawrence Anthony hizo realidad, pero él lo llevo a otro nivel pues en vez de crear un refugio para perros o gatos creó uno para elefantes. Sí, así como lo lees, él dedicó gran parte de su vida a la creación y cuidado de un refugio para estos paquidermos.
Pero ¿Quién fue Anthony Lawrence?
Antes de crear su refugio Anthony era empleado de una empresa inmobiliaria, pero durante 1990 decidió abandonar su empleo y dedicarse a la creación de una reserva dedicada a la conservación de animales, por lo que fue el dueño y fundador de la Reserva de Caza Privada Thula Thula y Safari Lodge.
Durante ese mismo año una manada de elefantes huyó del parque nacional sudafricano escapando de los cazadores, por lo que Lawrence se los llevó a la reserva y a partir de ahí se hizo cargo de ellos. Al principio eran animales muy salvajes e indomables, pero Anthony nunca se rindió y se encargó de tener una buena relación con la matriarca de la manada, la elefanta Nana, quien después de mucho tiempo lo comenzó a ver a él como uno mas de la manada.
Luego de haber creado su refugio, dedicó su vida al cuidado y conservación de estos animales, así como ser un activista ambiental y escribir un libro llamado ‘’El susurrador de elefantes’’, la vida de Lawrence terminó, pero algo extraño sucedió con los elefantes a los que había dedicado más de 10 años de su vida.
Dos manadas de elefantes viajaron durante más de 12 horas para llegar a la casa de su cuidador. A pesar de que eran elefantes salvajes, gracias al amor y bondad que habían recibido de Anthony ya no eran violentos, y de forma extraña cuando Lawrence murió llegaron al lugar e hicieron vigilia durante 2 días para luego marcharse.
Realmente es un misterio el cómo fue que los elefantes se percataron del fallecimiento de su amigo, pero una rabino de la zona donde se ubica la Reserva de Caza mencionó algo al respecto:
Si alguna vez hubo un tiempo, cuando realmente podemos sentir la maravillosa interconexión de todos los seres, es cuando reflexionamos sobre los elefantes de Thula Thula. El corazón de un hombre se detiene, y los corazones de cientos de elefantes están afligidos.
El corazón tan amoroso de este hombre se ofreció a curar a estos elefantes, y ahora vinieron a rendir homenaje amoroso a su amigo.
—Leila Gal Berner, rabino