No son los esteroides.
Cuando inició la pandemia de COVID-19, se sabía muy poco sobre la variedad de síntomas que tiene esta enfermedad, pero después de unas semanas, los médicos y pacientes empezaron a reportar que la pérdida de olfato es un síntoma común y en algunos casos este persiste durante un tiempo prolongado.
Ante esto, muchos médicos optaron por tratar a los pacientes con esteroides, sin embargo, un grupo de expertos en olfato está desaconsejado esa práctica y en su lugar, promueven que los pacientes intenten volver a entrenar la nariz para olfatear ciertos aromas, aspirando al menos cuatro aromas distintos dos veces al día, lo cual no sólo podría ayudar al paciente a una recuperación más rápida y completa, sino que también lo lograrían sin los efectos secundarios no deseados por el uso de esteroides.
Los expertos dan esa recomendación después de realizar una revisión sistemática basada en la evidencia, que concluyó que los corticosteroides no deberían de ser la primera alternativa para el tratamiento de pérdida de olfato por COVID-19, ya que aunque estos medicamentos se recetan comúnmente para pacientes con narices congestionadas o inflamadas, esa no parece ser la causa para la disfunción olfativa cuando son casos de COVID-19 y por lo tanto el medicamento no sería el adecuado.
En el 2020, un grupo de investigadores realizó una comparación sistemática de los tratamientos potenciales para la pérdida de olfato postvirales, que incluía: terapias tópicas, entrenamiento olfativo, acupuntura, esteroides sistémicos y medicamentos orales no esteroides, y encontraron que el entrenamiento del olfato es la mejor opción según la evidencia actual.
Ante estos resultados, se estima que el entrenamiento de olfato se empiece a implementar en todo el mundo, ya que alrededor del 60% de las personas que contraen COVID-19 experimentan una alteración en el olfato, mientras que cerca del 10% presentan síntomas persistentes que duran semanas o incluso meses, tal como lo demostró un estudio realizado a principios del 2021, en el que el 95% de 1363 pacientes participantes lograron recuperar su olfato después de seis meses.
Carl Philpott de la Universidad de East Anglia de Reino Unido manifestó que “El entrenamiento de olfato ha surgido como una opción barata, simple y sin efectos secundarios para varias causas de pérdida de olfato, incluido el COVID-19. Su objetivo es ayudar a la recuperación basada en la neuroplasticidad: la capacidad del cerebro para reorganizarse para compensar un cambio o una lesión”.
Sin embargo, aclaró que no todas las personas tendrán el mismo tiempo de mejora, ya que por ejemplo los adultos mayores tienen menos neuronas receptoras olfativas. Si una persona desea intentar el entrenamiento de olfato, lo puede hacer con cuatro olores diferentes que pueden ser: clavo, rosa, limón y eucalipto (los cuatro usados en el entrenamiento tradicional) o aquellos que sean más familiares para el paciente como perfumes, cáscaras de limón, vainilla, café molido, etc. y hay que reflexionar sobre los recuerdos mientras los huele.
Finalmente, los expertos han recomendado que para mejores resultados hay que cambiar los cuatro olores, cada 12 semanas.