Después de estar al frente de la batalla contra el coronavirus, la madre sorprendió a sus hijas y su reacción es conmovedora.
“Todo valió la pena cuando vi sus reacciones”, comentó la madre que llevó a sus hijas a vivir con su hermana en el momento en que el sistema de salud colapsó.
Suzie Vaughan es una enfermera de 43 años, trabaja en el Hospital Queen Elizabeth, en Norfolk, Inglaterra. Es madre de Hettie, de siete años, y Bella, de nueve, aunque durante los últimos meses ejerció poco ese rol.
No fue por desinterés, al contrario, para resguardar la vida de sus hijas decidió llevarla a la casa de su hermana mientras ella trabajaba más de 12 horas diariamente en la batalla contra el coronavirus.
Cuando todo comenzó, Suzie pensó que iba a ser un mes solamente, sin embargo, la crisis de extendió, el sistema de salud colapsó y la necesidad se convirtió en urgencia. La rutina diaria se volvió exhaustiva, de la casa al hospital, del hospital a la casa, esta madre soltera incluso tuvo que pasar su cumpleaños alejada de sus hijas por el mido a contagiarlas del virus.
“Fue una decisión realmente difícil, pero fue un sacrificio que debía hacerse. Las traje a la casa de mi hermana porque quería mantenerlas a salvo, porque el trabajo en el hospital me exponía al virus todos los días”, explicó al diario británico The Sun. “Me daba miedo contagiarlas, pero también yo quería trabajar más, y no podía hacer más horas y cuidar a las chicas yo sola”, explicó esta trabajadora de la salud que entendió que era el momento de hacer el esfuerzo: “Era algo que tenía que hacer: comencé a hacer este trabajo hace más de 20 años porque quería ayudar a las personas, ahora tenía que estar allí”.
Suzie, que normalmente trabaja 28 horas a la semana, se ofreció valientemente para estar más de 50 horas a la semana en el frente de la batalla contra el virus. Doce horas al día, incluidos turnos de noche, Suzie se comprometió a ayudar a los pacientes que se encontraban contagiados.
Para esta madre no fue sencillo acostumbrarse al silencio que reinaba en el hogar: “Fueron duras las primeras semanas, porque volvía a casa del trabajo y ellas no estaban allí. Estaba todo completamente callado, nadie corría, ni gritaba o reía, era horrible. No sabía qué hacer sin ellas cantando y bailando. Hubo muchas veces que pensé que ya no podía soportarlo”.
“Dejarlas fue muy emotivo. Yo no sabía cuánto tiempo pasaría hasta volverlas a ver, pero nunca imaginé que iban a ser nueve semanas”. Todos los días, las tres hacían videollamadas para estar al tanto de la situación y para que Suzie encontrara un momento de paz después de pasar horas en el hospital.
Sin embargo, estar a distancia comenzó a tener repercusiones en ellas, así que Suzie decidió que era momento de regresar con sus hijas para volverlas a abrazar.
El ansiado día llegó. Su reencuentro quedó grabado en un video que la hermana de Suzie filmó. Se puede observar a las niñas mirando algo en la computadora mientras su mamá llega de sorpresa por detrás. Cuando vieron a su madre, las niñas no pudieron contener su emoción.
“¿Qué sentí en ese reencuentro? Simplemente no quería dejarlas ir y cuando se largaron a llorar me dolió en el corazón. Pensé que nunca podría dejarlas ir de nuevo. Ahora estoy feliz de estar con ellas. Me renovó, estaba abrumada tanto física como mentalmente”, comentó Suzie.
“Fue muy duro todo esto pero fue la única manera que encontramos para poder ayudar en un momento crítico y a la vez poder mantener a salvo a mis hijas. Así pude dedicar más horas al trabajo y colaborar con los pacientes que lo necesitaban”, concluyó la valiente enfermera.