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Hombre soltero adoptó a una bebé con síndrome de Down que fue rechazada por más de 20 familias

La conmovedora historia de una bebé que fue abandonada por su condición y su padre adoptivo. Juntos desafían los estereotipos de paternidad y disfrutan al máximo.

Los padres biológicos de Alba, una pequeña con síndrome de Down, la abandonaron al nacer. Después de semanas buscando padres para la pequeña, apareció Luca Trapanese. Un hombre soltero, homosexual y dedicado a ayudar a personas que lo necesitan.

A los 14 años, la vida de Luca cambió cuando su mejor amigo falleció a causa del cáncer. Desde ese momento se dio cuenta que quería ayudar a la gente. Se hizo voluntario en una iglesia de Nápoles, Italia, para ayudar a gente con enfermedades críticas y niños con discapacidades.



Para Luca, fue una experiencia maravillosa donde conoció a muchas personas y el sentido de ayudar.

Junto con su pareja, Luca fundó su propia organización de caridad en Nápoles para personas con discapacidades.

Gracias a su fundación, Luca ha formado fuertes vínculos con muchas personas, que se han convertido en lo que él llama su “familia extendida”.

Entre ellos está Francesco, quien es dos años menor que Luca y tiene una discapacidad mental. Debido a que la madre de Francesco ya es una persona de la tecera edad, le preocupaba quien cuidaría de él cuando ella falleciera ya que no tiene parientes que pudieran hacerlo.

La señora Florinda le pidió a Francesco si podía adoptarlo legalmente para que Francesco pudiera tener un hermano. Luca estuvo feliz de tener dos madres y un nuevo hermano del que cuidará.

El sueño de Luca había sido adoptar a un hijo y junto con su pareja, acordaron que solo adoptarían a un niño con discapacidad.



Lamentablemente, su pareja y él terminaron por lo que Luca se postuló para ser padre adoptivo soltero.

Las regulaciones para que una persona homosexual pueda adoptar eran aún muy estrictas. Fue hasta el 2017 cuando le hablaron a Luca para presentarle a Alba.

Alba tenía 13 días de nacimiento y ya había sido rechazada por 20 familias adoptivas, hasta que llegó Luca, quien entusiasmado aceptó ser el padre adoptivo de la pequeña.



“Luché para contener mi alegría. Dije que sí inmediatamente. Cuando la tuve en mis brazos, me llené de júbilo. Sentí que era mi hija inmediatamente. Supe que estaba listo para ser su padre.”, comenta Luca.

Ahora Alba tiene poco más de un año y medio y según Luca, le encanta bailar y jugar todo el día. Además, le gusta estar con otras personas, por lo que el orgulloso padre la lleva de paseo al parque, museos o a su trabajo.

“Alba revolucionó completamente mi vida. Ahora todo gira en torno a ella. Me trajo felicidad y una sensación de plenitud”.



“Estoy orgulloso de ser su padre. Nunca fue mi segunda opción. Yo la quería a ella”.

“Ahora veo un futuro para mí: pasaré el resto de mi vida con una niña a la que quiero y haremos muchas cosas maravillosas juntos”.

“Nuestra historia destruye muchos estereotipos sobre la paternidad, la religión y la familia. No fue intencionado. No es nada más que nuestra historia”.