Esta historia es el claro ejemplo de que si haces cosas buenas, tarde o temprano, te pasarán cosas buenas.
Becca Bundy, una mujer de Minnesota, Estados Unidos, donó uno de sus riñones al bombero que ayudó a salvar a su hija dos años atrás cuando sólo tenía un año de edad.
Becca se encontró con Bill Cox en un bar a fines del año pasado. El hombre de 66 años llevaba una camiseta con una solicitud de ayuda que decía que necesitaba un donante de riñón.
Entonces, cuando la mujer lo vio en aquel bar pidiendo ayuda, no lo pensó dos veces y quiso ser la donante que Bill necesitaba.
“No pude sacármelo de la cabeza. Simplemente dije: ‘Soy la persona adecuada, estoy segura‘”, mencionó Becca.
Después de hacer todos los exámenes médicos, resultó que la madre era totalmente compatible para donar su riñón.
La madre de Hadley se sometió a una cirugía en el Centro Médico de la Universidad de Minnesota. Tres meses después del transplante, Bill está libre de hemodialisis y pasa sus días disfrutando del retiro junto a su esposa.
El hombre comentó que se siente bendecido por haber encontrado a Becca. “Ella es un ángel“, dijo.
“Ahora tenemos un vínculo de por vida que nunca desaparecerá“, mencionó Becca.